Señor,
en nombre de tu amado hijo Jesús, estamos reunidos frente a Ti
esta mañana, para darte gracias por el don divino de la vida, la salud, el trabajo diario y el
servicio a los demás; gracias por la grandeza que nos das de tener un corazón
abierto y nuestras manos extendidas hacia los que sufren. Permítenos,
Señor, dejar que tu amor trabaje a través de nosotros. Que nuestra boca sea
fuente de consuelo, de motivación y de disciplina para nuestros hermanos que
tanto lo necesitan. Que nuestras manos sean tus manos para trabajar en la gran
obra de construir un mundo lleno de alegría y oportunidades para nuestros
hermanos. Permítenos que nuestros pies, sean tus pies para caminar la senda del
servicio y saber llegar a aquellos que más lo precisan. Que nuestra mente sea
el cáliz puro para que tus ideas puedan fluir y transformar a quienes nos
esperan. Que nuestro corazón sea una fuente de amor y aceptación para los que
sufren.
Danos
tu paciencia para servir sin esperar nada a cambio. Danos tu fortaleza para
estar presente siempre que seamos llamados. Danos tu coraje para no rendirnos
nunca y seguir adelante, aunque los caminos parezcan cerrarse. Danos tu
sabiduría para saber tomar las decisiones más oportunas y acertadas en los
momentos más difíciles. Permite que seamos un instrumento de amor y servicio a
los demás. Seremos con tu divina presencia una canción nueva, una esperanza, que transformará el hambre de
amor, el hambre de crecer y el hambre del pan diario, en la saciedad y el gozo
pleno de nuestros hermanos. Señor
permítenos sanar con servicio y amor las heridas de nuestros hermanos. Somos consientes
de que el servicio se ejerce con amor, fuerza, honestidad, calidad e
integridad. Solo te pedimos, amado Señor, que nos ayudes a ser un instrumento
de tu luz, para que esta, pueda brillar e iluminar el camino hacia quienes
servimos con amor. Así sea.
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